Popularidad de la presidenta Dina Boluarte y su bancada en descenso

Desde su llegada al poder en 2022, la presidenta del Perú Dina Boluarte se ha enfrentado a un entorno altamente criticado, esto por las constantes protestas sociales y una economía en deterioro. Sin embargo, el punto más alto de su desaprobación se ha visto en 2024, cuando solo el 6,7% de los peruanos aprueba su gestión​.Estas cifras son particularmente altas en las regiones del sur y centro del país,  donde su apoyo es casi inexistente. 

Los ciudadanos critican la falta de acciones  para solucionar las demandas de justicia social y las constantes acusaciones de represión ante las manifestaciones.  

Una de las críticas más recurrentes hacia la gestión de Boluarte es su incapacidad para realizar cambios profundos en el gabinete, lo que ha incrementado las tensiones. De acuerdo con un informe de Datum, el 87% de los encuestados considera que se deberían realizar modificaciones en su equipo de ministros mientras que un 55% cree que todo el gabinete debería ser reemplazado.

Encuesta Datum Agosto 2024

Encuesta Datum por categorías Agosto 2024

Premier en crisis  

El primer ministro Gustavo Adrianzén, cuya desaprobación ha llegado al 74%, también ha sido blanco de críticas. La falta de liderazgo en la coordinación de políticas públicas efectivas, sumado a la percepción de inmovilismo en temas urgentes, ha llevado a que solo un 7,8% de la población respalde su gestión​.  

El más reciente punto por el que se le vio fuertemente criticado se debe a la ola de incendios que arrasa la amazonía peruana y a su poco interés en buscar soluciones para mitigar los efectos que pudiera tener con la fauna y flora peruana.

Esta creciente desaprobación también se relaciona con la crisis de confianza en las instituciones peruanas. A nivel general, el Congreso de la República y otras autoridades clave del país enfrentan un rechazo casi igual de significativo, con porcentajes de desaprobación que oscilan entre el 70% y el 86%. 

En este panorama, el gobierno de Boluarte parece estar en una encrucijada. La percepción generalizada de inacción, junto con las demandas populares de reformas, ha puesto en jaque su estabilidad. Si bien algunos analistas consideran que aún es posible recuperar parte de la confianza perdida, es evidente que se necesitan cambios radicales y una apertura al diálogo con la sociedad civil para evitar que el descontento se traduzca en mayores movilizaciones o incluso, una crisis institucional más grave.

Un gabinete renovado podría ayudar 

Nos reunimos con Joseph Zavala, egresado de ciencias políticas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, para que nos explicara un poco más acerca de la tensa situación que está atravesando el país.  

Es en esta entrevista donde nos comenta que el aumento en la desaprobación tanto de Dina Boluarte como de Gustavo Adrianzén es debido a  la desconexión entre las autoridades y las demandas sociales. Dina Boluarte asumió el poder en un contexto muy polarizado, y su gestión ha sido percibida como incapaz de atender las necesidades urgentes de la población.  

Por otro lado, el primer ministro Adrianzén ha sido visto como incapaz de liderar un gabinete con la fortaleza necesaria para afrontar la crisis. Muchos esperaban cambios en los ministerios por las diversas controversias que han ido apareciendo a lo largo de sus mandatos, pero la falta de acción ha generado demasiada frustración en la población. 

 En cuanto al margen que podría tener el gobierno para recuperar la confianza del pueblo nos indica que es difícil revertir esos niveles de desaprobación, sería necesario un cambio profundo en las políticas junto con un acercamiento real a las demandas sociales y un gabinete renovado podrían ayudar. Sin embargo, el tiempo es crucial, y si el gobierno no actúa pronto, el descontento podría seguir escalando.  

Para dar por terminada la entrevista nos comenta que papel debe tomar la sociedad en momentos de crisis y desconfianza, es fundamental que la ciudadanía presione por reformas estructurales. Los movimientos sociales, las organizaciones gubernamentales y los colectivos de ciudadanos deben seguir exigiendo transparencia, justicia social y participación política efectiva. A largo plazo, una sociedad civil fuerte puede ayudar a equilibrar el poder y actuar como contrapeso a los gobiernos que no responden a las necesidades de la población, y si esto sucede, lo harán.

Por: Deborah Madueño

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