El reciente anuncio del Gobierno sobre el incremento de la Remuneración Mínima Vital (RMV) a S/1.130, vigente desde enero de 2025, ha generado diversas reacciones en el país. Hasta el momento, la RMV se encontraba en S/1.025, monto que no había sido revisado desde mayo de 2022. Aunque esta medida representa un avance en términos salariales, los empresarios advierten sobre las dificultades que implicará en un contexto económico marcado por altos niveles de informalidad y diferencias en productividad.
Un alivio para los trabajadores
Para miles de empleados, este aumento de S/105 en el salario mínimo significa un avance considerable. María López, madre de dos hijos y dependienta en una tienda minorista, asegura que el ajuste salarial le permitirá cubrir necesidades básicas como alimentos y servicios. «Aunque no resuelve todos los problemas, al menos es un respiro frente a los precios que no dejan de subir», comenta.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la remuneración mínima actual no logra cubrir por completo la canasta básica familiar, situación que ha mantenido a muchos peruanos en condiciones económicas críticas. El nuevo ajuste intenta reducir esta brecha, aunque especialistas sostienen que aún hay mucho por mejorar.
Dificultades para las empresas
En el ámbito empresarial, la percepción es diferente. Las micro y pequeñas empresas (mypes), que representan el 95% del tejido empresarial peruano, enfrentan grandes desafíos para absorber los costos adicionales. Luis Rodríguez, dueño de una panadería en San Martin de porres, afirma que el incremento salarial podría poner en riesgo la estabilidad de su negocio. «Con márgenes de ganancia tan estrechos, mantener a todos mis trabajadores será complicado. Incluso podría tener que reducir personal», advierte.

La Cámara de Comercio de Lima (CCL) ha expresado su preocupación por el impacto de esta medida, especialmente en sectores con baja productividad y alta competencia informal. Según el gremio, sin un apoyo adecuado por parte del Gobierno, el incremento podría incentivar aún más la informalidad laboral y debilitar la competitividad de las empresas.
Por el lado de la informalidad
Un obstáculo importante para el éxito de esta medida es la alta informalidad laboral en el Perú, que afecta a más del 70% de los trabajadores, según el INEI. Este sector, al no estar regulado, no se beneficia de los ajustes salariales ni de los derechos laborales.
«El aumento del salario mínimo es una buena noticia para los empleados formales, pero deja de lado a la mayoría de los peruanos que trabajan en condiciones informales. Sin políticas integrales para reducir esta problemática, el impacto será limitado», explica María del Carmen Rubio, economista especializada en empleo.
El aumento de la Remuneración Mínima Vital (RMV) en Perú pone en debate la necesidad de implementar políticas complementarias que beneficien tanto a los empleados como a los empleadores. Este ajuste salarial, aunque significativo, no será suficiente si no se acompaña de reformas que fomenten la formalización del empleo y fortalezcan la productividad empresarial.
El reto de alcanzar un equilibrio sostenible entre desarrollo económico y justicia social sigue siendo una tarea pendiente para el país.
Por: Andrea Maldonado