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El partido que no se ve

El 82 % de las personas que apuestan en Perú lo hace en eventos de fútbol

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Azar virtual. Según datos de Mincetur, en el Perú hay más de 100 casas de apuestas que ofrecen apuestas deportivas a distancia. Fuente: BeSoccer.

En el Perú la presencia de las casas de apuestas ha pasado de ser algo marginal a formar parte de la cotidianidad futbolística. Cuatro de cada diez personas adultas realizan apuestas deportivas, y el gasto promedio por jugada supera los S/ 81,80 (aproximadamente 23 dólares) según la encuesta “Radiografía del Cliente de Apuestas Deportivas” de agosto de 2025. Esta tendencia no solo refleja un ocio intensificado, sino un riesgo creciente cuando la regulación queda rezagada.

El estado peruano dio un paso adelante con la Ley N° 31557 y su reglamento, el Decreto Supremo 005-2023, emitido por el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), que regula los juegos y apuestas deportivas a distancia, que se encuentran en las plataformas online. A partir de febrero de 2024 estas entidades deben pagar un impuesto del 12 % sobre su utilidad neta, registrarse ante Mincetur, garantizar seguridad al usuario, prohibir participación de menores y contar con procedimientos de juego responsable.

El problema de fondo

El problema de fondo no es solo el volumen de apuestas ni la suma de dinero movilizado, sino la influencia creciente de estas casas en el fútbol profesional, muchas veces sin transparencia. En ligas como la Liga 1 peruana, los clubes dependen de patrocinios y acuerdos con operadores de apuestas para completar sus presupuestos, lo que genera conflictos de interés.

A nivel internacional existen regulaciones más estrictas que actúan como contrapeso. En países de Europa como España, Reino Unido o Francia se han impuesto prohibiciones a la publicidad de casas de apuestas en determinados horarios, restricciones sobre uso de figuras públicas para promocionarlas y normas severas para prevenir adicciones y lavado de dinero.

La regulación ha estado ausente o débil hasta hace poco tiempo. Antes del Decreto 005-2023 muchas plataformas operaban sin registro y sin obligaciones explícitas con respecto a transparencia, fiscalización o publicidad ética. Esa laguna permitió que las casas de apuestas se convirtieran en patrocinadores visibles, que influyen indirectamente en decisiones deportivas, publicidad mediática y hasta en las percepciones de los hinchas sobre qué clubes pueden sostenerse económicamente.

Motivos de fondo

Desde Diario La Otra Cara les presentamos una infografía sobre las razones que llevan a los clubes peruanos a vincularse con casas de apuestas como patrocinadores, con énfasis en los beneficios económicos inmediatos, la falta de alternativas comerciales sólidas y la competencia financiera que marca la Liga 1 en 2025.

El dinero en movimiento

En la temporada 2025, las casas de apuestas representan una de las principales fuentes de financiamiento para los clubes de la Liga 1. Según estimaciones de El Comercio y el portal Mercado Negro, el patrocinio de este sector cubre entre el 25 % y el 40 % del presupuesto anual de varios equipos, en especial de aquellos fuera de Lima. La cifra revela una dependencia creciente: El fútbol profesional peruano obtiene hoy casi un tercio de sus ingresos comerciales de un rubro que aún no cuenta con regulación publicitaria clara ni límites sobre su exposición en eventos deportivos.

Nuevas medidas

El escenario actual exige pasar de la dependencia a la regulación inteligente. Una opción es adoptar el modelo europeo de autorregulación supervisada, donde los clubes pueden mantener vínculos comerciales con las casas de apuestas solo si cumplen estándares de transparencia, límites de exposición publicitaria y programas de prevención de ludopatía. Este enfoque no busca eliminar el financiamiento, sino asegurar que el deporte no se vuelva rehén de un solo sector económico.

Además, el fortalecimiento institucional resulta clave. Crear un observatorio nacional de integridad deportiva, con participación del Mincetur, la FPF y la sociedad civil, permitiría monitorear los contratos, establecer sanciones claras ante conflictos de interés y promover campañas de educación financiera para los hinchas. El reto no es menor: Recuperar la independencia económica y simbólica del fútbol peruano para que su pasión no dependa del azar.

De: Rodrigo Huertas

 

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