
El pasado jueves 30 de mayo, Universitario de Deportes selló su clasificación a los octavos de final de la Copa Libertadores 2025. La noticia alegró a su hinchada y, al mismo tiempo, recordó la ‘sequía’ de doce años sin un club peruano en esa instancia. El último había sido Real Garcilaso en 2013, cuando incluso llegó hasta cuartos de final. El contraste con otras ligas de la región no pasó desapercibido.
Los números explican por qué el fútbol peruano no logra competir con la élite continental. Mientras equipos de Colombia o Chile superan los 100 millones de dólares en ingresos anuales, el mercado peruano apenas alcanza los 60 millones. Esa diferencia limita fichajes, refuerzos y la infraestructura necesaria para sostener campañas internacionales. A la precariedad económica se suma un torneo local sin nivel competitivo, incapaz de preparar a los clubes para choques de alto voltaje.
La situación no es exclusiva del presente. La Liga 1 mantiene un promedio de edad de 26,9 años, lo que refleja falta de renovación y apuesta por juveniles. La Federación, con escasa influencia en Conmebol, tampoco genera condiciones para fortalecer a sus afiliados. En ese escenario, las eliminaciones tempranas de Alianza Lima, Sporting Cristal o Melgar en los últimos años confirman una deuda que sigue sin resolverse.
La doble mirada
Desde Diario La Otra Cara presentamos una radiografía del fútbol peruano en torneos internacionales, donde señalamos las causas estructurales de su bajo rendimiento y las rutas posibles para revertir esta crisis. Una mirada que combina diagnóstico y alternativas para entender por qué seguimos rezagados y qué cambios podrían marcar la diferencia.
De: Rodrigo Huertas