Inicio Actualidad Polémica y opiniones variadas marcaron el nuevo Puente de la Paz

Polémica y opiniones variadas marcaron el nuevo Puente de la Paz

Con 112 metros de largo y un diseño moderno con piso de vidrio, miradores y ciclovía, una nueva infraestructura conecta Miraflores y Barranco como parte del Corredor Turístico Costero. Desde su inauguración el 20 de agosto, vecinos y visitantes expresan opiniones divididas sobre su funcionalidad, seguridad y verdadero aporte a la ciudad

403
0

Desde su apertura, el puente que une Miraflores y Barranco, se ha convertido en un punto de encuentro para limeños y turistas, pero también en escenario de discusiones encendidas. Mientras algunos celebran su diseño innovador y las vistas que ofrece, otros critican las restricciones para ciclistas, la fuerte iluminación y las deficiencias detectadas en la estructura.

La Municipalidad de Miraflores asegura que el proyecto responde a la necesidad de mejorar la conectividad peatonal y ciclista entre dos zonas tradicionalmente unidas, pero con un acceso incómodo, especialmente para quienes se desplazan a pie o en bicicleta. El puente, con más de 8 metros de ancho, se diseñó para soportar hasta 900 personas al mismo tiempo y se posiciona como el primer puente tubular peatonal del Perú. Además, conecta directamente el parque Alfredo Salazar en Miraflores con la avenida Sáenz Peña en Barranco, integrándose al circuito turístico limeño.

Pese a su ambicioso diseño, uno de los aspectos que más controversia ha generado es que, aunque incluye una ciclovía, los ciclistas deben bajarse de la bicicleta y caminar por razones de seguridad. Para algunos, esta medida es necesaria. Alex Mendoza, visitante del lugar, comentó: “Hay polémica con los ciclistas, pero me parece correcto que bajen, porque también transitan niños y personas de tercera edad”. Sin embargo, también cuestionó la experiencia visual que ofrece la estructura: “La vista es un poco borrosa, cuando tenemos el malecón para poder ver el mar”.

Por otro lado, hay quienes celebran la propuesta, pero creen que el proyecto pudo ir más allá. Gianfranco, otro de los entrevistados, señaló: “Le pongo una nota aprobatoria, un 15 de 20, pero me hubiera gustado que también fuera para carros”. Este tipo de opiniones reflejan una discusión más amplia sobre la función real del puente y si realmente beneficia a todos los limeños por igual.

Además de las críticas de los visitantes, la obra también enfrenta cuestionamientos técnicos y sociales. Algunos vecinos han protestado por la intensa iluminación LED, que aseguran afecta directamente sus hogares, mientras que otros reclaman que la municipalidad no realizó una consulta previa antes de ejecutar el proyecto. La Contraloría General de la República, por su parte, identificó problemas como fracturas en paneles de vidrio y la ausencia de conexión a tierra, aunque las autoridades afirman que estas observaciones están siendo atendidas.

Para algunos, el Puente de la Paz es una apuesta por la movilidad sostenible y un paso hacia la modernización del espacio urbano. Para otros, representa un proyecto costoso que pudo planificarse con mayor consenso ciudadano y un diseño más inclusivo. Por ahora, la imponente estructura se ha convertido en un nuevo punto de encuentro para limeños y turistas, pero también en el epicentro de un debate sobre la ciudad, el turismo y la verdadera utilidad de sus espacios públicos.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí