Perú entre la protesta y el día a día
El paro de transportistas se llevará a cabo este 14 de mayo a partir de las 9.00 a. m. en diferentes partes del país. Foto: composición LR/La República

Lima y varias partes de Perú han visto muchas veces cómo la gente sale a las calles a protestar, como pasó el 14 de mayo. Aunque los noticieros suelen hablar de qué grupos protestan y qué piden (como la renuncia de políticos o el fin de ciertas leyes), el tema de las protestas en el país es mucho más profundo y tiene muchas caras.

Estas protestas, que ya son parte de lo que vivimos en Perú, son una señal de que la gente está cansada. No se trata solo de pedir cosas específicas, sino de que los ciudadanos sienten que sus problemas no se resuelven. La falta de dinero, las diferencias entre ricos y pobres, la corrupción y la sensación de que los políticos no escuchan, hacen que la gente siga protestando. Las marchas se vuelven la última opción cuando parece que nada más funciona.

Cuando hay un paro nacional, el impacto va más allá de que el tráfico se detenga o algunos negocios cierren. Hay un costo que no se ve a simple vista y que afecta a los pequeños negocios, a los trabajadores que viven de lo que ganan cada día, y a cómo funciona el país. Mientras los grupos de protesta siguen con sus reclamos, la gente que vive de la venta diaria sufre cada día sin trabajar, lo que los pone en un dilema: ¿protestar o seguir ganando para comer?

La gente en Perú demuestra mucha fuerza para salir adelante en estas situaciones, buscando otras formas de moverse o dejando cosas para después. Pero eso no quita lo urgente que es resolver las razones por las que la gente protesta. Que los paros y marchas se repitan, nos dice que el gobierno y los políticos deben buscar formas verdaderas de conversar con la gente. Así, los problemas se podrían solucionar sin necesidad de llegar a parar el país.

El gran reto para Perú es cambiar: pasar de los enfrentamientos en las calles a encontrar acuerdos. Que las quejas de la gente sean escuchadas y se conviertan en mejoras para todos, para así reducir la necesidad de protestar. Porque, aunque las protestas muestran el descontento, también complican la vida de quienes ya tienen problemas.

Por: Belén Arce

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