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Lucha panamericana con sabor a futuro

El campeonato Panamericano U-20 de lucha libre en playa congrega a once países en Lima, donde la pasión por este deporte crece con fuerza. Las delegaciones, los logros peruanos y los sueños olímpicos se conjugan en un evento que marca un nuevo hito para la región

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En la arena, el sueño olímpico empieza a tomar forma. Jóvenes luchadoras se enfrentan en la costa limeña durante el Campeonato Panamericano U-20 de lucha playa.

En la costa limeña, donde el mar se mezcla con los gritos de aliento y la fuerza de la arena, se libra una batalla distinta. No es fútbol, no es vóley. Es lucha. Y aunque suene inusual para muchos, esta modalidad de combate se ha ganado un espacio entre las disciplinas emergentes del continente. Perú, una vez más, es anfitrión.

Luis Andrés Dávila Arotuma, vocal de la Federación de Lucha, lo dice con serenidad y convicción: “Este es el mejor campeonato panamericano que hemos organizado hasta ahora”. Con once delegaciones presentes y una logística sin fisuras, el Panamericano U-20 de lucha playa demuestra que cuando hay voluntad, el deporte crece.

En los últimos días, los deportistas peruanos han dado pelea con el corazón. “En el estilo greco-romano ganamos una de oro, una de plata y tres de bronce. En el libre femenino, una de bronce. Y en el libre masculino, dos bronces más”, enumera con orgullo Dávila.

Pero más allá de las medallas, hay un espíritu que se expande. Yuri Maier, argentino, oficial de desarrollo de la Federación Internacional de Lucha, lo deja claro: “Perú es un punto neurálgico del deporte de las Américas. La conectividad, la infraestructura, el compromiso institucional… todo suma. Siempre sentimos que aquí estamos en casa”.

No lo dice al azar. Maier ha estado en muchos torneos y considera que este país está dando pasos firmes hacia lo alto. “Estados Unidos es potencia. Pero Perú ya está en el podio. Le falta visibilidad, más difusión en medios, y ustedes –la prensa– son clave”, sentencia.

Fuerza, estrategia y arena. Cada movimiento, más que un gesto técnico, representa el esfuerzo de todo un país por abrirse paso en un deporte que exige cuerpo, mente y corazón.

En ese mismo ring de arena, los sueños se encarnan en cuerpos jóvenes y decididos. Anex Fabiana Huamán Malqui tiene 20 años, es luchadora desde los siete y representa al Perú en los 50 kg. “La lucha es hermosa. Ya gané medalla de plata en Panamá y ahora una de bronce en femenino. Mi meta es una de oro… y llegar a los Juegos Olímpicos”, dice con una sonrisa que no disimula el esfuerzo.

Habla con pasión, habla con entrega. Y habla también del amor: Su pareja es también luchador y medallista. “Nos apoyamos. Entrenamos juntos. Queremos llegar lejos, juntos. Es una lucha por nosotros y por el Perú”.

Desde México, Eli de Castaño Buendía, de 19 años, comparte el mismo ímpetu. “Me encanta competir en la arena. Es divertido y exigente. Amo representar a mi país y sueño con estar en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles”, afirma con firmeza.

El presidente de la Confederación Panamericana de Lucha, Francisco Lee López, pone la perspectiva más amplia: “La lucha playa se ha popularizado porque es más accesible. No requiere infraestructura compleja. Y aquí, en Perú, estamos probando que se puede organizar eventos de alto nivel. El país se está posicionando como centro deportivo regional”.

También hace una advertencia: El camino a una medalla olímpica no es fácil. “Solo Cuba y tres países más han ganado medallas en lucha en toda la historia olímpica de América Latina. Se necesita talento, sí, pero también estructura, equipo, apoyo institucional, alimentación, fogueo. Todo cuenta”.

Y ahí aparece la clave: el deporte no es solo músculo. Es también gestión. “Felicito a las autoridades peruanas, al IPD, a la federación, al Comité Olímpico. Tienen una ventaja que no todos tienen: respaldo gubernamental y compromiso”, cierra Lee López.

Una lucha que transforma

La arena se enfría al caer la tarde, pero los sueños siguen ardiendo. La lucha no solo forma atletas. Forma ciudadanos. La lucha no solo se gana en el cuadrilátero o en la playa: También se gana en las aulas, en la prensa, en la familia, en la gestión.

En cada llave y cada derribo hay una historia. En cada medalla, una promesa. En cada entrenamiento, una esperanza. Perú ya lucha con fuerza. Solo falta que el país lo vea, lo entienda… y lo apoye.

Por Carlos Sevilla

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