Los hospitales públicos contaminan cuando no gestionan correctamente sus residuos
Peligro invisible. Solo 1 de cada 4 establecimientos de salud de nuestro país cuenta con un plan integral de manejo de residuos sólidos, según DIGESA

En Lima Metropolitana, donde se ubican los hospitales más concurridos del país, se generan a diario más de 50 toneladas de residuos peligrosos provenientes de actividades médicas, según el Ministerio del Ambiente (MINAM). A pesar de que existen normas específicas para su manejo, gran parte de estos desechos no recibe tratamiento adecuado. En el Hospital de Vitarte, uno de los más activos del país, su equipo ambiental enfrenta esta problemática desde adentro.

Según el Diagnóstico Nacional de Residuos Sólidos del MINAM (2022), en Perú se producen más de 19,000 toneladas de residuos peligrosos hospitalarios al año, de los cuales más del 40% no recibe una disposición adecuada. Esto representa un riesgo directo para el ambiente, ya que muchos de estos desechos pueden contener agentes infecciosos, químicos o restos biológicos que afectan el agua, el suelo y el aire.

Un hospital que cumple

Isabel Jacinto, ingeniera responsable del área de salud ambiental del Hospital de Vitarte, señala que el hospital cumple con la normativa vigente. “Los residuos biocontaminados y especiales son dispuestos en rellenos de seguridad autorizados. Solo tratamos internamente los restos anatomopatológicos, que se incineran antes de salir del hospital y de ahí son llevados a un relleno de seguridad”, explica.

También afirma que, hasta el momento, no se ha registrado contaminación ambiental en las inmediaciones del hospital gracias al seguimiento constante. Sin embargo; Jacinto advierte que otros establecimientos de salud podrían no estar en la misma situación: “Si no hay segregación ni disposición adecuada, los riesgos son reales”.

Segregar no es automático

Uno de los puntos más críticos de la gestión hospitalaria es la segregación. Es decir, que el personal médico, administrativo y asistencial clasifique correctamente los residuos desde el momento en que se generan. “La segregación es responsabilidad de todos, pero muchas veces hay desconocimiento”, dice Jacinto.

Los residuos dentro del sistema actual se separan en: Clase A (biocontaminados), Clase B (residuos especiales) y Clase C (comunes). Cuando esta clasificación falla, incluso un solo objeto mal dispuesto puede contaminar una bolsa entera de residuos, anulando su gestión segura.

En cuanto a políticas de reducción de residuos, el avance es desigual. En el Hospital de Vitarte, se ha implementado una política de “cero papel” en el área administrativa, digitalizando los documentos y reutilizando el papel existente. No obstante, Jacinto reconoce que no cuentan con un programa de reciclaje formal para plásticos o cartones no contaminados.

La salud ambiental también importa

Mientras la atención médica se enfoca en curar, el manejo de sus residuos también debe considerar el entorno. La contaminación hospitalaria no solo afecta al personal o a los pacientes, sino a toda la ciudad. Agua contaminada, suelos tóxicos y aire viciado son las consecuencias de una mala disposición.

Fortalecer la capacitación del personal, mejorar la infraestructura de tratamiento, garantizar operadores certificados y fiscalizar de manera permanente no son solo buenas prácticas, se trata de una necesidad ambiental.

Por: Lesly Malma

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