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¿La mascarilla se volvió parte de nosotros?

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Protegidos. Jóvenes caminando por las calles de Lima con mascarillas. Fuente: Andina.
El nuevo término mask fishing se ha vuelto popular en este último año con el retiro progresivo del uso de mascarilla alrededor de todo el mundo.

Por Aylinn Siñas y Nayeli Fitzcarrald   

En el 2019, el rostro de Rosa Pérez* (41) comenzó a llenarse de manchas producto del sol y la edad, lo que causó en ella una enorme inseguridad al salir a las calles. Rosa comenzó a utilizar cremas aclarantes, bloqueadores y maquillaje para cubrirlas, pero cuando llegó el COVID-19 al Perú y el uso de mascarillas se hizo obligatorio, ella vio en el cubreboca una opción para sentirse mejor consigo misma al salir al exterior, ya que incluso en reuniones familiares no se la quitaba.  

 Por ello, desde que el ministro de Salud, Jorge López, anunció que desde el 1ro de octubre el uso de la mascarilla solo es opcional en lugares abiertos –salvo en hospitales, transporte público y en aquellos con síntomas de contagio–, ella siente una enorme inseguridad al mostrarse tal y como es, por lo que afirma que así digan que no será necesario, ella la seguirá usando: “Si fuera por mí, utilizaría esta mascarilla hasta el 2030, comenta. 

Ministro de Salud, Jorge López anuncia el uso opcional de la mascarilla.
Nuevas medidas. El ministro de Salud anuncia que desde el primero de octubre el uso de mascarilla será opcional.
Fuente: Ministerio de Salud.

Al igual que Rosa Pérez, varios peruanos ven en la mascarilla una alternativa para ocultar imperfecciones. Un jóven de 21 años nos dijo: “Me avergüenza sacármela. Me siento mal, es que según leí la gente cuando te ve sin mascarilla se lleva otra percepción de la que usualmente tiene, y me da miedo el terror de la opinión pública”.  

Este comportamiento tiene un nombre, se llama mask fishing o Síndrome de la cara vacía y es la inseguridad que causa el tener el rostro descubierto. Los psicólogos canadienses David Moscovitch y Sidney Santo, estudiosos del tema, señalaron a la CNBC que el confinamiento “conlleva a la evitación, un mecanismo común para afrontar la ansiedad. Y esto puede verse reflejado en la dependencia a la mascarilla”.  

Este término es nuevo para muchos, es por eso que conversamos con Maricarmen Latorre, estudiante de último año de la carrera de Psicología de la Universidad Nacional Federico Villarreal, para aprender un poco más sobre este tema. 

¿Por qué algunas personas vieron en el uso de la mascarilla una opción para cubrir sus imperfecciones? 

Fundamentalmente por dos cosas, qué opciones te da y qué facilidades te otorga. La mascarilla oculta la mitad de tu rostro y al hacerlo pues no se ve gran parte de tus expresiones faciales, tus gestos e inclusive el tono de voz varía. Es verdad que el  mask fishing, es una cuestión de tapar la cara, pero también se relaciona a cómo nos vamos comunicando.   

Ahora que el uso de las mascarillas ya no será de manera obligatoria ¿será necesario trabajar en el autoestima de cada persona? 

El tema del mask fishing nos evidencia la importancia de reforzar el autoestima, por lo que se recomienda que cuando una persona presenta este síndrome de “la cara vacía” es fundamental trabajar su autoestima, también inclusive en el caso de no presentarlo como síndrome sería bueno trabajarlo a nivel preventivo, ya que puede haber de todos modos alguna incomodidad o alguna cuestión que se genere en torno a esto. 

Ocultos. Algunos jóvenes suelen ocultar sus imperfecciones detrás de una mascarilla.
Fuente: Observer

¿En qué grupo es más común que se presente este problema? 

Esto se ve más que todo en la población adolescente y joven, sin embargo: la problemática de la autoestima la podemos ver en todos los grupos etarios. En la adolescencia son más propensos a tener esta conducta porque tienen esa transición de imagen donde buscan de alguna forma una mayor aceptación por su entorno. 

¿Existen más síndromes que hayan surgido gracias a la pandemia? 

Sí, también existe el síndrome de la cabaña y es la dificultad de salir de casa, tiene otras connotaciones, como miedo al contagio o por el hecho de no interactuar, porque la pandemia nos ha traído esta dificultad de socialización, que fue bastante diferente a la que estábamos acostumbrados. También existen las compulsiones en el caso de la limpieza o ciertos protocolos, que de por sí ya podían estar presentes en algunas personas.  

Por otro lado, más que llamar síndrome, esto tiene que ver mucho con sintomatología por ejemplo de ansiedad, depresión o estrés postraumático, eso es lo que más estuvo presente dentro de lo que hemos visto en la pandemia. A veces, más que originar, podemos identificar que han incrementado conductas que ya existían, pero que han comenzado a venir con más fuerza. 

 

* La señora prefirió estar en el anonimato, por ello se encuentra bajo el nombre de Rosa Pérez. 

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