Huertos urbanos en Lima y su impacto climático
Resiliencia. Según un estudio del Ministerio del Ambiente (MINAM), en Lima existen más de 1,000 huertos urbanos que promueven sostenibilidad, educación ambiental y cohesión social en zonas vulnerables. Foto: El Comercio

Bajos los rayos de sol que cubren los huertos de la Universidad Nacional Agraria La Molina, el agrónomo Daniel Lujan trabaja arduamente para desmalezar, tratar y regar los cultivos de hortalizas. Esta labor, además de embellecer el entorno, ofrece una alternativa para reducir el impacto del cambio climático y obtener alimentos saludables en medio del desierto urbano.

Estos espacios son los llamados huertos urbanos, donde se siembra, cultiva y cosecha una variedad de alimentos para el consumo. Estos pueden estar situados en lugares privados, como jardines, patios o macetas en balcones y edificios, o en espacios públicos, como parques, áreas comunes o gestionados por la municipalidad.

Sembrando esperanza en el desierto urbano

En distritos como San Juan de Lurigancho y Villa El Salvador, donde las temperaturas pueden ser hasta 4 °C más altas que en zonas con mayor cobertura vegetal, los huertos urbanos ofrecen un respiro verde. Según el ingeniero ambiental Brandon Pérez, estos lugares son importantes porque no solo capturan CO2 y purifican el aire, sino que también disminuyen la temperatura en las ciudades y protegen la diversidad biológica.

«Los huertos urbanos tienen varios beneficios ambientales: pueden absorber el CO2, mejorar la calidad del aire, reducir la temperatura urbana, conservar el agua y fomentar la biodiversidad urbana», explica Pérez.

Además, estudios internacionales respaldan estos beneficios. Por ejemplo, se ha encontrado que los huertos urbanos pueden ayudar a las comunidades a adaptarse al cambio climático al reducir las emisiones de carbono asociadas a la producción y el transporte de alimentos y al mejorar el secuestro de carbono.

Cultivando seguridad alimentaria 

A causa de la falta de acceso regular a alimentos por economías informales e ingresos inestables, muchos habitantes de las ciudades buscan alternativas para el sustento alimentario de sus hogares. Los huertos urbanos son una de estas opciones.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la agricultura urbana tiene entre sus principales objetivos promover el desarrollo sostenible, así como mejorar la nutrición y la seguridad alimentaria en zonas urbanas. Por su parte, el ingeniero Brandon Pérez resalta que estos espacios facilitan el acceso local a alimentos, fortaleciendo la resiliencia de la comunidad.

«El huerto urbano va a permitir que las comunidades cultiven sus propios alimentos y estos, a su vez, pueden reducir la dependencia de los mercados externos y fortalecer la seguridad alimentaria a nivel local», señala.

Cultivar es un proceso que requiere tiempo, paciencia y observación constante. A medida que más personas se sumen a esta iniciativa, Lima podrá cosechar los frutos de una ciudad más verde, saludable y solidaria. Así como lo afirma el agrónomo David Luján:

«Empezar es lo más difícil, lo único es organizarse bien y no descuidarse. Si uno empieza algo debe concretarlo… al final el resultado es una verdura saludable, bajo en pesticidas, más nutrientes y todos en beneficio para la persona».

Para que este tipo de proyectos funcione, es necesario usar técnicas de riego eficiente, fomentar la participación comunitaria, educación y capacitación como las que brinda la UNALM al público en general. En un contexto de crisis climática y alimentaria, los huertos urbanos se presentan como semillas de esperanza que, con el conocimiento y el aprendizaje, pueden florecer en soluciones sostenibles.

Por: Lesly Malma

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