Paris Saint-Germain levantó la Copa Intercontinental 2025 tras imponerse a Flamengo en una final cerrada, resuelta desde el punto penal luego del 1-1 en el tiempo regular y suplementario. El partido mezcló tensión, disciplina táctica y momentos de control repartido. PSG asumió la iniciativa con mayor posesión y profundidad ofensiva; Flamengo respondió con carácter, orden y convicción competitiva. La definición confirmó una noche pareja, sin concesiones.
El desarrollo dejó una sensación clara: No hubo un dominador absoluto, sino dos equipos convencidos de su libreto. El gol inicial del PSG abrió el escenario, pero no quebró al rival. Flamengo sostuvo el plan, ajustó líneas y forzó el empate. El cierre, desde los doce pasos, coronó a un campeón que supo resistir cuando el partido dejó de pertenecerle.
Un digno rival
Flamengo llegó a la final como un equipo en forma, con identidad reconocible y una lectura moderna del juego. No se refugió ni renunció al protagonismo. Compitió desde la presión medida, la circulación en el medio y la experiencia de sus referentes. El empate desde el penal fue consecuencia directa de esa insistencia, no un premio aislado.
El proceso que encabeza Filipe Luís atraviesa un punto alto. El club brasileño combinó jerarquía internacional con un modelo que prioriza orden y comprensión táctica. La final intercontinental reforzó esa imagen: Flamengo ya no solo representa tradición continental, también simboliza una estructura capaz de discutirle el control a proyectos europeos consolidados.
El futuro del campeón
Para el PSG, el título funciona como respaldo, no como cierre definitivo. La consagración llega en medio de ajustes sensibles, entre ellos la salida de Gianluigi Donnarumma, una decisión que reconfigura liderazgo y jerarquías internas. Safonov respondió en la final, aunque el escenario obliga a pensar más allá del corto plazo.
Luis Enrique enfrenta ahora el desafío de sostener equilibrio y continuidad. El club ganó desde la idea colectiva, no desde una figura aislada. El reto pasa por mantener esa línea bajo presión permanente, con la Champions como horizonte y un plantel en transición. PSG celebra hoy, pero el verdadero examen empieza mañana.
De: Rodrigo Huertas
