El panorama económico del Perú en 2025 refleja una recuperación moderada. Tras años marcados por la pandemia, la inestabilidad política y los conflictos sociales, el país parece encaminarse hacia un crecimiento sostenido. Sin embargo, este repunte, aunque positivo, no resuelve las profundas desigualdades sociales que afectan a millones de ciudadanos y las aun notorias crisis políticas que perduran en el país.
Según las proyecciones del Banco Mundial, el Producto Bruto Interno (PBI) crecería un 2,9% en 2025, lo que demuestra la resiliencia del Perú frente a un entorno externo más favorable. No obstante, este avance no es suficiente para mejorar de forma rápida las condiciones de vida de la población más vulnerable.
Aunque se espera un crecimiento del casi tres por ciento como mencionó la reconocida institución internacional, la pobreza sigue siendo aun muy elevada. En 2024, alcanzó el 31,3%, por encima del 28,8% registrado en 2019, antes de la pandemia. Se prevé que disminuya al 30,5% en 2025 y al 29,9% en 2026. Estos avances, sin embargo, son lentos, lo que evidencia una de las principales debilidades de la economía peruana que es definitivamente la desigual distribución de los beneficios del crecimiento.
En el ámbito fiscal, el Perú ha mantenido cierta estabilidad. En 2024, el déficit fiscal cerró en 3,6% del PBI, superando el límite del 2,8% fijado por la regla fiscal. Para 2025 se espera una consolidación, con un déficit proyectado del 2,5%, y de 1,8% para 2026. La deuda pública se mantendría alrededor del 34% del PBI, y la inflación se prevé dentro del rango meta del Banco Central, entre el 1% y el 3%, lo que contribuye a la estabilidad económica.
A pesar de estos signos aparentemente positivos, la pobreza continúa siendo un obstáculo significativo para millones de peruanos, quienes no perciben los efectos del crecimiento económico en sus vidas cotidianas. La desconexión entre las cifras macroeconómicas y la realidad que yo creo que se vive en la calle es totalmente evidente. Para eso, salí a las calles del centro de Lima a preguntar a la gente qué opina de la proyección de crecimiento y si realmente lo sienten en sus vidas.
Es así que Laura, una señora que trabaja vendiendo artesanías a las afueras de la basílica San Francisco, expresó y compartió lo siguiente: “Los sueldos no alcanzan. Uno escucha hablar del crecimiento económico, pero lo que se siente es todo lo contrario. Cada vez hay más personas en las calles vendiendo, porque no hay empleos formales, esa es la verdad, aunque a los políticos no les guste escuchar”.
Posteriormente, un señor que se presentó como Orlando Gonzales, quién trabaja años por la Plaza Mayor de Lima como fotógrafo, comentó: “La inestabilidad política es real. Tenemos una presidenta totalmente incompetente y con eso la situación económica se complica aún más. Nos dicen que el país está creciendo, pero no sentimos que eso llegue a nuestras familias. En mi sector, es aún más evidente porque hay menos turismo y eso parece mentira, pero influye y mucho.” Resalto.
Como ultima recolección del sentir de la población tenemos a Carlos, un vendedor ambulante, quien se animó y opino lo siguiente: “Cifras y más cifras que nunca coinciden con lo que vivimos. Los políticos hablan de crecimiento, pero lo que nosotros vemos es que las promesas nunca llegan. Solo tenemos que seguir luchando con lo que tenemos, por que sino no comemos así de simple”.
Es así que en un contexto de proyecciones de “crecimiento económico”, las expectativas son altas, pero las desigualdades sociales y la percepción que tiene la población con la realidad de país continúan siendo un obstáculo significativo para realmente nos acerquemos a un país con un cambio real y palpable como tu y yo amigo lector del Diario La Otra Cara, tanto anhelamos…