El abuso también viaja en combi. A diario, universitarios enfrentan maltratos y la negativa de transportistas a respetar el medio pasaje, incluso mostrando su carné, como en este paradero de la Av. Arequipa, en hora punta.

Cada madrugada, miles de estudiantes universitarios en Lima emprenden un viaje extenuante para llegar a clases. No solo deben enfrentar la congestión vehicular y largas distancias, sino también el constante irrespeto al derecho al medio pasaje. A pesar de portar su carné universitario, muchos terminan pagando el pasaje completo o soportando maltratos por exigir lo que la ley les garantiza. Esta realidad cotidiana no solo retrasa, también desgasta. Y mientras las autoridades intentan fiscalizar, el abuso persiste en cada esquina de la ciudad.

A las 4:45 a.m., Ana ya está en pie. Vive en Puente Piedra y, para llegar a su facultad en la Universidad Nacional Federico Villarreal ubicada en 2 de mayo, debe cruzar casi toda Lima. Con suerte, entra a clases a las 8:00 a.m., aunque ya esté agotada. No solo es la distancia, es el tráfico, el calor, los empujones. Y como si fuera poco, no siempre le quieren cobrar el medio pasaje, aunque muestre su carné universitario.

En Lima, un universitario como Ana puede pasar hasta dos horas en trayectos diarios hacia su centro de estudios. Según un estudio realizado por la Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo las rutas largas y la escasez de unidades en ciertas zonas fuerzan a muchos jóvenes a encadenar combis, buses y caminatas para llegar a tiempo. Esta movilidad fragmentada no solo retrasa, también desgasta física y emocionalmente.

La congestión vehicular es otro enemigo cotidiano. De acuerdo con el Traffic Index de tomtom en 2024, Lima figura como una de las ciudades más congestionadas del mundo, con un promedio de 155 horas al año perdidas en tráfico por conductor. En horas punta, muchas líneas de transporte informal ni siquiera recogen pasajeros con carné universitario, por temor a perder “tarifa completa”. En lugar de derechos, los estudiantes cargan con excusas.

El problema se agrava con la falta de fiscalización real. Aunque la Ley N.º 26271 garantiza el pago de medio pasaje a estudiantes, en la práctica se incumple a diario. La Autoridad de Transporte Urbano (ATU) recibe cerca de 30 denuncias mensuales por negación del beneficio. Sin embargo, estos casos solo representan la punta del iceberg: muchos jóvenes ni siquiera denuncian, por temor a perder tiempo o por la normalización del abuso.

Este desgaste constante tiene consecuencias directas en el rendimiento académico. Un estudio de la Asociación automotriz del Perú revela que el 60 % de los limeños se siente insatisfecho con el sistema de transporte. Para los estudiantes, esa insatisfacción se traduce en llegadas tarde, cansancio crónico, y menor participación en clases. ¿Cómo rendir bien si uno ya llega a la universidad derrotado?

La fiscalización ha comenzado a tener un rol más activo. La Autoridad de Transporte Urbano (ATU) no solo recibe denuncias: también coordina con otras instituciones para sensibilizar y sancionar. En colaboración con Indecopi, han realizado campañas educativas dirigidas a choferes, cobradores y usuarios para reforzar el respeto al derecho al medio pasaje (ver aquí). Además, recuerdan constantemente a los estudiantes que pueden reportar cualquier incumplimiento a través de canales oficiales (como este). Las empresas que vulneran este derecho pueden ser multadas con hasta 4 UIT, según la normativa vigente

El derecho al transporte digno y el respeto al medio pasaje no pueden seguir dependiendo de la voluntad del cobrador. Urge una coordinación entre la ATU, las universidades públicas y el Ministerio de Educación que priorice rutas universitarias, fiscalización digital y campañas ciudadanas. Porque para estudiar en el Perú, no basta con tener ganas: hay que sobrevivir el camino.

Por: Nikolai Menacho

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