
Un viaje ordinario entre Doncaster y Londres, King’s Cross se convirtió en una escena de terror el pasado 1 de noviembre, cuando un hombre armado con un cuchillo de cocina atacó a pasajeros durante catorce minutos. El tren, operado por London North Eastern Railway (LNER), fue detenido de emergencia en Huntingdon (Cambridgeshire). La Policía británica activó el protocolo antiterrorista “Plato”, que coordina la respuesta entre fuerzas de seguridad, servicios médicos y bomberos ante posibles atentados.
Aunque el suceso no fue catalogado como terrorismo, sí provocó varios heridos y un fuerte impacto emocional en los pasajeros.
“Había sangre por todas partes… fue aterrador”, relató una testigo al canal BBC News, según publicó el diario español ABC (https://www.abc.es/internacional/ataque-tren-reaviva-alarma-violencia-cuchillos-reino-20251102193617-nt_amp.htm.
El episodio reaviva la alarma por la creciente violencia con cuchillos en el Reino Unido. Según el Home Office, los delitos con arma blanca superaron los 49.600 casos en el último año, lo que representa un aumento del 65% en la última década.
Expertos apuntan que el fenómeno está vinculado a la vulnerabilidad juvenil, la exclusión social y la falta de oportunidades laborales, factores que empujan a muchos adolescentes a portar cuchillos por miedo o presión de grupo.
“La violencia con cuchillos no es solo un problema criminal; es un síntoma social”, explicó el criminólogo Simon Harding en una entrevista con Sky News.
El caso generó inquietud entre los residentes extranjeros que viven en Inglaterra. Muchos aseguran que la sensación de seguridad que caracterizaba al país “ya no se siente igual”.
En redes sociales, varios usuarios expresaron su preocupación: “No es solo Londres, está pasando en todas partes”, escribió un pasajero en la red X (antes Twitter).
Entrevista exclusiva
En conversación con Diario La Otra Cara, Thomas Man, un residente extranjero que vive desde hace cinco años en Market Harborough, una pequeña ciudad del centro de Inglaterra, expresó su preocupación por la creciente sensación de inseguridad:
“Cuando llegué, el Reino Unido me parecía uno de los países más tranquilos de Europa. Hoy noto que la gente va más alerta, especialmente en el transporte público. No se trata solo del crimen, sino del miedo que se respira.”
Thomas comentó que incluso en comunidades tradicionalmente tranquilas como la suya se perciben tensiones sociales y una pérdida de confianza en la seguridad cotidiana:
“Hay zonas donde ya no me siento cómodo saliendo tarde o dejando que mi hijo vaya solo a la escuela. No es solo una cuestión de violencia, sino de incertidumbre.”
El entrevistado también confesó que se plantea mudarse a España, en busca de un entorno más estable para su familia.
“España me parece un país más tranquilo y con una calidad de vida distinta. Lo pienso por el futuro de mi hijo. Aquí, aunque hay oportunidades, la inseguridad empieza a pesar en las decisiones que tomaré.”
Por: Jean Cieza






