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Acoso y doble estándar en la prensa deportiva

Dos periodistas, dos situaciones similares, pero dos reacciones públicas opuestas. Mientras a Lorena Jurupe se le culpó tras sufrir acoso en vivo, a Marcelo Merizalde se le trató con humor. Ambos fueron víctimas, pero los juicios sociales dejaron en evidencia un doble estándar que aún persiste en el periodismo deportivo

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Dos casos, un mismo problema. Lorena Jurupe y Marcelo Merizalde fueron abordados sin consentimiento durante coberturas en vivo. Fuente: Capturas de Movistar Deportes

El acoso no distingue género, pero sí evidencia una diferencia social en la forma en que se percibe y reacciona ante él. Esto quedó claro con dos situaciones similares vividas por los periodistas deportivos Lorena Jurupe y Marcelo Merizalde, quienes durante coberturas en vivo fueron abordados sin consentimiento por personas del público. Las consecuencias, sin embargo, fueron muy distintas.

Durante un despacho en un estadio, Jurupe fue víctima de un intento de beso por parte de un hincha. El video se viralizó rápidamente en redes sociales, pero más allá de una condena unánime, también recibió ataques. “Fue incómodo ver cómo muchos comentarios no solo minimizaban lo que ocurrió, sino que también me culpaban. Me decían cosas como ‘para qué mandan a una mujer al estadio’ o ‘eso te pasa por ponerte ahí’. No se entendía que yo solo estaba trabajando”, relató.

Unos días antes, en una situación similar, Merizalde fue sorprendido por una mujer que lo besó varias veces en la mejilla mientras él realizaba una cobertura. A diferencia de lo ocurrido con Jurupe, los conductores del programa se rieron, el hecho fue tratado como una broma, y en redes muchos lo vieron como algo anecdótico. “Me sentí mal por cómo se manejó todo. Cuando pasó lo de Lorena, me afectó mucho porque pensé que de alguna manera lo mío había fomentado eso. Yo no hice nada, no pensé que eso iba a pasar. Me quedé en shock. Pero ya cuando la chica volvió a acercarse por cuarta vez, sí me sentí muy incómodo. Luego verla alardear en redes me terminó de rematar”, contó Merizalde. También confesó que recibió comentarios malintencionados de colegas insinuando que él había provocado el incidente para ganar atención. “Uno no espera que lo ataquen desde dentro. Y menos por algo que no busqué.”

Ambos casos permiten evidenciar el doble estándar con el que la sociedad y los medios suelen abordar estas situaciones. Mientras a Lorena se le exigió soportar, minimizar o incluso justificar lo ocurrido, a Marcelo se le negó el derecho a incomodarse. Ambos fueron víctimas, pero el juicio público no lo reflejó por igual.

La diferencia en el tratamiento mediático y social ante casos similares demuestra la urgencia de una conversación más profunda sobre consentimiento, machismo y respeto en el entorno periodístico. El acoso, venga de quien venga, no debe normalizarse. Porque nadie, hombre o mujer, debería sentirse inseguro por simplemente hacer su trabajo.

Por Milagros Méndez Menor

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