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La resistencia

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“Al ritmo de la batucada sanmarquina”

Cuando se pensaba que estaban por solucionarse los problemas sobre la situación actual en la Universidad Nacional Federico Villareal llega el verdadero tormento a tocar los portones oscuros y oxidados de mi vieja casa de estudios.

Cumpliéndose más de tres semanas nuestros compañeros añorantes por justicia permanecen encerrados en las aulas, en los patios y en los baños, lugares en donde la situación parece no mejorar, tantos medios que desinforman, tantos influencers que buscan primicia y sobre todo tanta falta de interés en las autoridades ¿Cuántas mesas de dialogo son necesarias? ¿Cuánta precariedad falta desentrañar? ¿Cuánto más los estudiantes podrán aguantar?, tantas interrogantes y cero respuestas han enfurecido en gran escala a toda la comunidad villarrealina, hay personas que optan por ser neutrales, otros como yo, prefieren apoyar desde afuera la causa según mi discernimiento justa, pero entre todo este embrollo de autoridad e irresponsabilidad, donde entra a tallar todo menos la humanidad, ¿Acaso se han puesto a pensar en la verdadera situación por la que pasamos?.

Como es posible que teniendo tantos años de enseñanza Villareal pueda sufrir deficiencias abismales, no comparo con las universidades particulares ya que entre ellas y la mía existe una brecha inalcanzable, ¿Pero un comedor con roedores no suena lo suficientemente grave como para actuar de una vez acaso?, un techo que se desmorona a cada lluvia, la cual también deja moho en las paredes y un patio inundado es motivo suficiente para actuar por una vez a cabalidad y resolver el problema, pero por más lamentable que suene, nuestra quejas solo quedarán en unas cuantas redes sociales pronto olvidadas, y sobre todo en los gritos ahogados de quienes sufren en silencio.

Probablemente este problema jamás se solucione en su totalidad, solo seguiremos siendo jóvenes quienes luchan por un futuro mejor, hasta quizás solo por un futuro, pero sin la intención de ser mermados por fuerzas superiores.

Así la toma cese, todos hemos sufrido las consecuencias de mala gestión y corrupción, pero al menos este movimiento justiciero marca nuevamente un precedente en todos nosotros, un reclamo con rezagos de súplica que lejos de ser olvidado vivirá siempre en nuestra memoria y nos motivará ante cualquier injusticia que pueda volver a afectarnos.

Por: Nicolle Luna

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