La economista Lisbeth Cárdenas señala: “El aumento salarial para la Presidencia, en un momento donde la aprobación ciudadana de la Jefa de Estado apenas alcanza un 3%, según la encuesta realizada de Datum el año pasado en junio pasado, es sumamente preocupante. Este es, de hecho, el nivel de aprobación más bajo registrado para un presidente peruano desde 1980”.
“Es desconcertante que, a pesar de este abrumador rechazo popular, el Ejecutivo decida implementar una medida tan impopular y esto ocurre en un periodo de gran delicadeza para el país”, sostiene la economista Cárdenas.
De acuerdo con la especialista consultada, desde una perspectiva económica y social, esta decisión genera serias dudas sobre la sintonía del Gobierno con la realidad y las necesidades de la población. La asignación de recursos públicos, especialmente en un contexto de precariedad económica generalizada y baja legitimidad, debería priorizar la inversión en áreas que realmente mejoren la calidad de vida de los ciudadanos, en lugar de aumentar la remuneración de las más altas esferas del poder.
