
El voluntariado Buscando un Cambio brinda apoyo a los albergues de perros y gatos, realizando tareas como limpieza, cuidado de los animales y reparación de sus espacios. Organizado en siete áreas, el equipo asegura el bienestar de los animales y el desarrollo de las actividades a través de la comunicación y el respeto. Su objetivo es expandir su impacto mediante alianzas, proyectos y programas educativos que promuevan los derechos de los animales.
¿Cómo nació su vocación por ayudar a los animales?
Yo creo que es un interés común, general, universal, por así decirlo, de todas las personas. A la mayoría de peruanos le encantan los animales. Muchas veces, ver las leyes que hay en el Perú, que claramente no están a favor de muchos de ellos, nos frustra y nos genera impotencia, sobre todo cuando queremos hacer algo por aquellos animalitos que no pueden hacer nada. Entonces, lo hacemos por los que no tienen voz. Nosotros queremos ayudarlos, queremos poner un poco de nuestra parte para que puedan vivir en condiciones dignas, en las que no se vulnere su integridad física de ninguna manera, porque al fin y al cabo también son seres vivos.
¿Qué le motivó a unirse a este voluntariado?
Yo me uní hace más o menos cinco años, en 2020, justo en la pandemia. Primero ingresé al área de investigación. Me gustó porque quería aprender más acerca del medio ambiente. En ese entonces, Buscando un Cambio era netamente ambientalista. Yo quería saber más sobre las leyes ambientales que regían en el Perú y sobre los acontecimientos relacionados al caso de Repsol, la ley antiforestal, entre otros. Todo eso me llamaba bastante la atención, por eso me uní. Luego escalé a la dirección de relaciones públicas, donde pude generar contactos y alianzas con diferentes organizaciones con las que teníamos áreas en común. Después, pasé a dirección general. Creo que lo que más me impactó fue poder aprender: primero sobre el ambiente, luego sobre cómo generar alianzas, sobre logística, cómo organizar proyectos y cómo comunicarnos con los voluntarios. Todo eso me pareció muy interesante. Me encantó la estructura organizacional y es algo que hasta ahora me ha ayudado para poder gestionar Buscando un Cambio.
¿Cómo fue su proceso de aprendizaje en su primer equipo?
Fue muy interesante. Yo no sabía cómo se manejaba un voluntariado. De hecho, este fue el segundo en el que participaba. Para mí fue impactante ver cómo se organizaban: teníamos un Excel donde poníamos nuestro nombre, definíamos un tema, luego había un Canva personalizado que teníamos que adaptar según lo investigado, buscar fuentes, etc. Como era un trabajo híbrido lo disfruté. Me hubiera gustado más trabajo en equipo, pero al ser una labor de investigación, cada uno trabajaba con sus tiempos. Me llamaba bastante la atención. Más adelante hubo jornadas de integración donde pude conocer a más personas y generar contactos. Siempre cumplí con los plazos de entrega, y eso me ayudó a entender cómo era la gestión en el área de investigación. Me gustó bastante.
¿Cómo ha evolucionado la gestión de sus actividades desde su fundación?
La CEO y fundadora, Hillary, nos comentó a la dirección de relaciones públicas que había generado un contacto con un albergue de perritos y gatitos llamado Escuadrón Cuatro Patas. Nos dijo que necesitaban ayuda. Pensamos que solo era apoyo con comida o víveres, pero en realidad fue un trabajo más agotador: lavar colchas, remendar ropitas, limpiar… fue una chambaza. Desde la dirección tomamos la iniciativa y lo gestionamos como si fuera uno de nuestros eventos ambientalistas, pero con los cuidados específicos que requería trabajar con animales. Investigamos cómo acercarnos a ellos y dimos recomendaciones a los voluntarios para no estresarlos ni incomodarlos. Recuerdo que uno de nuestros mayores logros fue con el área de marketing, que hizo videos de los perritos y gatitos. Eso nos dio mucha visibilidad. Ahora incluso hay personas que se acercan más por las actividades con los albergues que por las de limpieza de playas, que también es una de nuestras acciones más frecuentes.
¿Cómo es la organización por áreas en el voluntariado?
Actualmente estamos constituidos en siete áreas: logística, eventos, marketing, gestión de proyectos, entre otras. Nos organizamos mejor: mínimo tres personas por área. La gestión ha mejorado mucho. Después de tres años de expansión, ya tenemos más conocimiento, y el apoyo constante del equipo es clave. Las chicas de gestión de talento humano, por ejemplo, se encargan de la integración y dinámicas internas, mientras que marketing difunde nuestras actividades y posiciona a Buscando un Cambio.
¿Cuáles son los principales retos que enfrentan en su labor por los animales?
Creo que al inicio el mayor reto fue la organización. Hace unos años, no contábamos con una directiva sólida: la fundadora había reunido a sus amigas y éramos solo cuatro personas para todas las áreas. Era muy complicado, aunque hacíamos bien nuestro trabajo, había mucho por mejorar. Con el tiempo, logramos adquirir más conocimientos y realizamos convocatorias internas y externas para conformar una directiva fuerte que nos apoya actualmente. GTH aporta con dinámicas, marketing con difusión, y eso nos ha permitido crecer.
¿Cómo manejan la interacción con los animales durante los voluntariados?
Uno de los desafíos más grandes es que los animalitos no reaccionen mal. Muchos se estresan si los vas a tocar o pueden morder. Eso puede ser preocupante cuando los voluntarios se emocionan demasiado. Por eso, antes de entrar al albergue, conversamos con ellos. La comunicación es clave para que todo se desarrolle bien y que ni los animales ni los voluntarios se estresen.
¿Qué dificultades tienen en la organización de las actividades?
La principal dificultad es la cantidad de voluntarios. A veces llegan muchos al albergue, pero el espacio es reducido. Entonces debemos organizarlos bien: algunos pasean perritos, otros lavan mantas, otros limpian dentro del albergue. Siempre hay retos de coordinación. Lo solucionamos con comunicación y respeto a la directiva. A veces los voluntarios se molestan por decisiones que se toman, como no poder ingresar al albergue o no interactuar con todos los perritos, pero es por su bienestar. También es importante escuchar sus quejas o sugerencias. La comunicación y el respeto mutuo son esenciales para que las actividades salgan bien.
¿Cuáles son sus metas como voluntariado animalista?
Nos gustaría aliarnos con organizaciones para ejecutar proyectos grandes de ayuda animal. Por ejemplo, hace poco nos contactó una organización para colaborar con un albergue que tiene 300 perritos. Nos pareció increíble, porque normalmente trabajamos con 30 o 40. Este proyecto requiere trabajar no solo con Buscando un Cambio, sino con más organizaciones, lo que nos entusiasma mucho. Otro de nuestros objetivos es apoyar la construcción de un albergue. También queremos impulsar la educación sobre el cuidado animal, a través de talleres, charlas y campañas de concientización. Ya hemos hecho talleres de educación ambiental, pero ahora queremos enfocarnos en temas animalistas: cómo tratar a los animales, qué sienten, qué cuidados necesitan, y los derechos que tienen y que aún no son reconocidos, pero deberían serlo. Sería genial contribuir a que eso cambie en el futuro.
Por: Astrid Cordova