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Una década perdida en la economía peruana: A 40 años del primer gobierno

Hasta el día de la fecha, el primer gobierno aprista es considerado un símbolo de crisis económica en las nuevas generaciones de peruanos. Llevó al Perú a la escasez gracias a malas decisiones y acciones cuestionables por parte de su gobierno

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Victoria de la estrella. El mandato de García causó una hiperinflación que superó el 2,500 % anual. Foto: El Comercio.

Un mes como hoy, en junio de 1985, un joven Alan García Pérez, de 36 años, fue elegido como presidente del Perú con una marcada diferencia respecto a los demás candidatos.

El líder del APRA prometió al país un cambio responsable y crecimiento económico. Sin embargo, la historia tomó un rumbo distinto y su gobierno acabó con hiperinflación, colapso institucional y una economía en ruinas.

La efímera ilusión aprista

Al comienzo de su mandato, García Pérez utilizó un programa heterodoxo que incluía el control de precios, el congelamiento del tipo de cambio y un bloqueo al externo (no más del 10 % del PBI), lo que provocó que el Perú se separe de los organismos financieros internacionales.

A pesar de que tuvo cierto impacto positivo en el corto plazo —pues la economía creció 9.5 % en 1986 y la inflación se mantuvo controlada—, el desequilibrio estructural comenzó a agravarse rápidamente. Así comenzó la desconfianza internacional, el retiro de créditos y una emisión descontrolada de dinero que generó un caos total en el Perú.

La hiperinflación, la gran tragedia

Entre 1988 y 1990, nuestro país vivió lo que es, hasta la fecha, uno de los peores episodios económicos de su historia: la hiperinflación superó el 2,500 % anual. ¿El resultado? Los precios cambiaban horas tras horas, los sueldos perdían su valor real y el inti acabó devaluado. La pobreza superó el 60 % y miles de empresas cerraron sus puertas.

Esta crisis afectó totalmente a las clases medias y a los sectores populares, quienes habían sido la base electoral del aprismo. Las colas por alimentos, los apagones constantes y el incremento del terrorismo generaron un clima de desesperanza colectiva.

Un terrible legado económico

Al final del primer gobierno de Alan García, en 1990, dejó al Perú virtualmente en bancarrota. El PBI (Producto Bruto Interno) decayó en más de un 20 % entre 1988 y 1990, el Perú se encontraba excluido de los mercados financieros globales, y todo este debacle monetario conllevó a Alberto Fujimori a utilizar el llamado “shock económico” o “Fujishock”, que traería una década de reformas que transformaron de una manera radical el modelo económico del Perú.

Cuarenta años después, la sombra de ese polémico gobierno aún persiste en la memoria de quienes sufrieron en primera mano la escasez de productos, la devaluación de sus ahorros o apagones que duraban entre 2 a 4 días. En 2005, Pedro Pablo Kuczynski (quien culminaría como presidente 11 años después), en una entrevista para Caretas, opinó lo siguiente: “Alan García nos condujo a la peor crisis económica del siglo XX. Terminamos con una hiperinflación brutal y un país aislado del mundo financiero.”

No olvidar para no volver a repetirlo

Actualmente, la figura de Alan García aún genera debate entre los peruanos. Para sus simpatizantes, fue un líder con visión social y cierto coraje político; por el otro lado, para sus detractores, fue un gobernante que dejó en total destrucción la economía y terminó con un legado económico inmerecido hacia el Perú y sus futuras generaciones de ese entonces.

Este primer gobierno sirve como recordatorio de lo que ocurre cuando se priorizan las decisiones políticas y se deja a un lado la responsabilidad técnica en el manejo económico. Recordar ese periodo no es solo un ejercicio de memoria, sino que también es un llamado a la responsabilidad para un futuro.

Por Piero Aponte

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