Lima afronta un evidente y notorio descenso en la temperatura. Atrás quedaron los días calurosos —y muchas veces agobiantes— para miles de capitalinos que aclamaban el fin de las altas temperaturas. Ahora, en un otoño con apariencia invernal, la estación se camufla y nos hace dudar si realmente fue una buena elección pedir el cambio de clima. No olvidemos que aún no vivimos plenamente los días grises y nublados del invierno; estamos apenas en un otoño que parece despedirse con prisa y avergonzado entre las nubes.
Específicamente, la llegada de la estación que impulsa la venta de abrigos y frazadas comienza oficialmente el 20 de junio. Sin embargo; para muchos, está ya se instaló desde hace varios días. Ya que se divisa en el día a día el uso de atuendos más “robustos” y ya poco comunes las prendas veraniegas como shorts o faldas.
Es así como este cambio también alcanza a la casera o casero del mercado, quien en verano preparaba su riquísimo ceviche y ahora debe desempolvar las grandes ollas donde cobrará vida algún majestuoso caldo caliente. Lo mismo ocurre con el comerciante de ropa, que ya comienza a desempacar los fardos de casacas, chompas y ponchos para esta nueva temporada de frío. Y no olvidemos a nuestros amigos bodegueros, quienes tendrán que abastecerse con productos que nos acompañen durante las largas y heladas noches que ya empezamos a sentir.
Sali a recoger el sentir de algunos comerciantes que ofrecen sus productos a diario. En el sector de abarrotes, por ejemplo, valoran el aumento en la venta de productos que durante el verano no se mueven tanto, como el café, las menestras o el chocolate de taza. Pero también reconocen que el invierno reduce el consumo de productos típicos del calor, como los helados, cervezas o gaseosas.
En el rubro de la comida, los comerciantes destacan que la temporada incrementa la demanda de caldos, menestras y platos calientes, mientras que otros menús más frescos ven caer sus ventas. Sin embargo, también perciben que el frío reduce el flujo de clientes, muchos prefieren quedarse en casa, pues la idea de salir a comprar en mercados o restaurantes pierde atractivo cuando el abrigo del hogar se convierte en el mejor refugio frente a las bajas temperaturas.
Y es que, para muchos, así se vive esta temporada, amigo(a) lector(a) del diario La Otra Cara. Pero hay un rubro donde el efecto es totalmente opuesto. Ya sea por necesidad o por gusto, el deseo de compra aumenta de manera evidente. Me refiero, claro está, a los negocios de ropa de estación: prendas, frazadas, pijamas acolchadas, entre otros.
Esta parte del año es una de las favoritas para los emprendedores que se dedican a este sector. Y cómo no, si el frío se convierte en la excusa perfecta para darse un salto por el mercado del barrio o por el punto estratégico donde las masas suelen acudir en busca de productos de calidad a buen precio. Sí, hablo del emporio comercial de Gamarra —¿cuál otro podría ser?
Con esta nota, buscamos darte contexto y abrigarte simbólicamente en esta nueva temporada climática que atraviesa el país. Además, compartimos la repercusión económica que este cambio genera en algunos rubros ya mencionados. No obstante, invitamos a nuestros lectores a tomar las precauciones y medidas necesarias para evitar enfermedades respiratorias. Porque el invierno aún no ha llegado oficialmente, pero parece que quiere colarse a la fuerza en este otoño que ya se apellida “invernal”.