
La socióloga Hilda Otoya, docente de la Universidad Nacional Federico Villarreal, expresó que la propuesta debe analizarse desde diversos ángulos. “Por un lado está la SUNEDU, que busca garantizar la calidad y autonomía universitaria. Por otro lado, el Congreso plantea esta política como un acceso universal a la educación.”, explicó.
Otoya mencionó que existe la incertidumbre acerca del impacto del Ciclo Cero en la calidad de la educación universitaria. “Ya hay voces de observación, como la Universidad San Marcos y otras asociaciones. No hay un criterio técnico claro ni presupuesto que garantice su viabilidad. Es un cambio importante que no puede ser unilateral”, señaló.
El psicopedagogo Guillermo Remon, de la Universidad Nacional Federico Villarreal, también cuestionó esta propuesta: “Se está lanzando una idea sin haber hecho un estudio previo de las condiciones reales. Los estudiantes que salen de secundaria no siempre tienen las competencias personales ni cognitivas para asumir cursos universitarios. La educación secundaria, según el PISA, atraviesa una crisis tremenda”. Explicó que lo más apropiado sería mantener la etapa de preparación antes de ingresar: “No se puede decir simplemente “Ciclo Cero y todos ingresan”. Estaríamos creando una brecha muy difícil de cubrir”.
Asimismo, la docente Luz Orellana, estuvo de acuerdo también con que, antes de implementar un cambio de esta magnitud debe hacerse un diagnóstico real sobre la situación educativa del país. “Siempre que se va a implementar algo, tiene que haber un diagnóstico mínimo, como un FODA. Desde el punto de vista económico, para una universidad pública el Ciclo Cero es inviable. Para una privada, sí, ya que significaría ingresos”.
Por: Paloma Cerron