En el marco de la cumbre APEC 2024 celebrada en Lima, el Perú presentó su potencial económico ante líderes globales, destacando sectores clave como la minería, agroindustria y turismo. Con una economía abierta y una amplia red de acuerdos comerciales, el país se proyecta como un punto estratégico para conectar mercados de Asia y América Latina. Sin embargo, la inestabilidad política y las tensiones sociales reveladas durante el evento han puesto en entredicho la capacidad del país para ofrecer un entorno seguro y confiable para los inversionistas.

A pesar de las afirmaciones mencionadas por la presidenta Dina Boluarte, las protestas en contra de su gobierno y las críticas desde el ámbito internacional pusieron en duda esta narrativa. Durante la cumbre, manifestantes peruanos y ciudadanos internacionales calificaron a Boluarte de «asesina», en referencia a los muertos durante las manifestaciones de inicios de su gestión. La prensa china, por ejemplo, reportó las protestas con titulares que resaltan la grave crisis política en el país.

Críticas desde el ámbito político y académico

El politólogo Joseph Saavedra analizó los puntos negativos que afectan al comercio internacional en el Perú. Según Saavedra, el contexto político es un factor clave que desalienta a los inversionistas: “En los últimos cinco años hemos tenido seis presidentes, todos envueltos en polémicas y acusaciones de corrupción. Esto genera una imagen de inestabilidad institucional que ahuyenta el interés extranjero”, afirmó.

Saavedra también destacó que las protestas contra el gobierno de Boluarte, intensificadas antes y durante la cumbre APEC, revelan una profunda desconexión entre el discurso oficial y la realidad: “El comercio internacional requiere confianza, pero las manifestaciones, los bloqueos y las denuncias de represión pintan un escenario completamente distinto al que intenta proyectar el gobierno. A esto se suma la crisis de seguridad, que no solo afecta a los ciudadanos, sino que también incrementa los riesgos para las empresas extranjeras”, explicó.

Una perspectiva internacional: discrepancias en la APEC

Desde una mirada externa, Melissa Morales, funcionaria pública de Valladolid, España, expresó su percepción sobre el Perú tras su participación en la cumbre APEC: “El discurso de estabilidad económica de la presidenta Boluarte no se alinea con lo que se ha presenciado en el país. Las protestas y manifestaciones durante el evento fueron un claro reflejo de que existe un descontento social significativo”, señaló.

Morales añadió que las imágenes de enfrentamientos y pancartas en contra del gobierno no pasaron desapercibidas para los líderes internacionales presentes y para la prensa de todas partes del mundo que contribuyeron en la cumbre: “El libre comercio y la atracción de inversión necesitan una base sólida de gobernabilidad y paz social. Lo que se vio en Perú refleja que esas condiciones aún están lejos de ser una realidad”, concluyó.

Entre la percepción y la realidad

Si bien las declaraciones de Boluarte en la APEC buscan posicionar al Perú como un aliado estratégico en el comercio internacional, los problemas internos del país —desde la inestabilidad política hasta la creciente inseguridad— representan un reto significativo. Mientras tanto, la comunidad internacional observa con cautela, evaluando si el Perú puede superar sus crisis internas y convertirse en un socio comercial confiable en la región.

La desconexión entre el discurso oficial y la percepción externa, como señaló Morales, podría ser un obstáculo importante en los esfuerzos del gobierno por recuperar la confianza de los inversionistas internacionales.

El camino para consolidar la confianza internacional requiere más que declaraciones optimistas: demanda acciones concretas que resuelvan los conflictos sociales y refuercen las instituciones nacionales.

Por: Deborah Madueño

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