Su origen. La planta de la totora también se le conoce como «wachakes» de donde pudo venir el nombre del puerto. Fuente: deTrujillo.com

Cuando nuestra sociedad comenzaba a nacer, las costas de Huanchaco fueron elegidas por culturas como la Moche y la Chimú como importantes centros ceremoniales y para la actividad económica más conocida de la costa: la pesca. Sus aguas calmadas y con buenas olas eran recorridas en tups, de manera recreativa, una tradición que se mantiene imperturbable en el tiempo.

Con la llegada de la colonia y, posteriormente, de la república, Huanchaco mantuvo su estatus como puerto comercial. Sin embargo, tras la Guerra del Pacífico, el país enfrentó una terrible crisis económica. Para afrontar la calamidad, se construyó un camino que se adentraba en lo profundo del mar.

En 1891 se inauguró el muelle de Huanchaco, construido con hierro inglés, pero con corazón peruano. Principalmente se utilizó para exportar azúcar y algodón provenientes de haciendas como Chiclín, Laredo, Casa Grande y Roma. Su construcción fue pensada únicamente para el transporte de mercadería. Nadie imaginó que este cambio abriría las puertas a curiosos exploradores del Perú.

Con el pasar del tiempo y la entrada a un nuevo siglo, el transporte terrestre tomó protagonismo. Olvidado como puerto comercial, Huanchaco le dio una nueva vida a su muelle, transformándolo en un atractivo turístico. La pesca tradicional, la belleza del paisaje y su historia lo convirtieron en una parada obligatoria para los visitantes de Trujillo.

Con el auge del turismo también llegaron los amantes del arte de domar olas. El surf en Huanchaco se practica de forma tradicional o sobre los icónicos Caballitos de Totora, nombre moderno de los antiguos tups, característicos de esta zona. En 2013, Huanchaco fue reconocida como Reserva Mundial del Surf por la organización Save the Waves Coalition, siendo la primera en América Latina en recibir tal distinción.

Sin embargo, el paso del tiempo, el mar calmado y la suave brisa marina han corroído poco a poco la estructura metálica del muelle y desecho las maderas de su plataforma. Las reparaciones han sido necesarias: se reemplazaron los tablones por maderas más resistentes como el tornillo o el huayruro, y se reforzaron los fierros para continuar soportando el peso de los visitantes.

Acción. Más de 700,000 soles se invertirán en la reconstrucción del muelle. Foto: Johnny Aurazo

Han pasado los años, y su aspecto deteriorado, causa de una mala gestión que lo dejo de lado hicieron que estuviera cerrado en algún momento. Pero la naturaleza que no perdona descuido alguno, logro que la parte mas profunda del muelle colapsara. El miércoles 21 de mayo la estrella de las costas de Huanchaco cayo.

La tristeza e indignación es general, pues siempre se ha considerado un presupuesto para su mantenimiento, el cual fue a parar a manos de sus supuestos cuidadores, gente sin aprecio por la historia trujillana.

Por: Sebastian Campos.

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