Felices. Rodrigo Ventocilla y Sebastián Marallano tendrían su luna de miel en Bali, Indonesia. Fuente: Diario El País.

Ha pasado ya poco más de un mes desde que en redes sociales, miles de activistas y organizaciones hicieron público el fallecimiento de Rodrigo Ventocilla, joven trans que luchaba por los derechos de la comunidad LGBT, en especial la comunidad de personas trans.

Rodrigo Ventocilla y Sebastián Marallano se conocieron hace varios años en espacios de lucha social que ambos frecuentaban. Se enamoraron y decidieron casarse el 24 de mayo del presente año en Chile, ya que como hombres trans no podían hacerlo en Perú.

Ambos planificaron su luna de miel en Bali, Indonesia y arribaron el 6 de agosto, sin embargo Rodrigo fue detenido en el aeropuerto Denpasar-Ngrah por dos motivos: encontrar restos de cannabis y porque la imagen de su DNI no coincidía con su identidad de género. Sebastián llegó a Bali posteriormente porque tomaron vuelos separados. Cua

ndo se enteró del suceso y fue en búsqueda de su pareja, lo detuvieron también.

Brenda Álvarez, Ronald Gamarra y Julio Arbizu, abogados de los deudos, declararon al diario La República que la policía les exigió entre 13 mil y 100 mil dólares (por persona) para dejarlos en libertad. También informaron que del 8 al 11 de agosto ambos estuvieron incomunicados. Fue el 11 de agosto que ambos, luego de presentar malestar físico y vómitos, fueron llevados al hospital de Denpasar, lugar en el que falleció Rodrigo.

Sus familiares señalan que el Consulado del Perú en Indonesia, representado por Julio Tenorio Pereyra, no prestó apoyo a los jóvenes cuando se le solicitó y que esperaron que uno de los deudos fallezca para manifestarse y tomar acciones. Sebastián Marallano fue repatriado el 17 de agosto. Y no fue hasta el 2 de septiembre que el cuerpo de Rodrigo llegó al país para someterse posteriormente a una necropsia.

 

 

Indignados. Organizaciones sociales y colectivos protestaron frente al Ministerio Público reclamando la repatriación del cuerpo de Rodrigo. Fuente: La República.

Todo este proceso de repatriación de los jóvenes no hubiese sido posible sin el trabajo de diversas organizaciones sociales peruanas, que difundieron el caso de estos compatriotas en diversas redes sociales como

 

Instagram, Twitter o Facebook. Es por ello que nosotros entrevistamos a Camila Brizuela, miembro del Movimiento LGBTIQ Callao, que apoyó activamente en esta labor.

➔   Buenas tardes, Camila. Antes de iniciar quisiéramos saber, ¿a qué se dedica tu organización?

El Movimiento LGBTIQ Callao es un espacio que tiene ya más de un año antiguo y hemos hecho varias cosas, incidencia política a nivel institucional y en calles, eventos culturales y jornadas de integración para que personas del Callao con identidades de género, orientaciones sexuales y expresiones de género que escapan de la heteronorma puedan reunirse y conocerse. También queremos encontrar un espacio seguro para buscar colectivamente lo que buscamos para el Callao desde una perspectiva de la diversidad sexual.

➔   ¿Cómo se enteraron del caso de Rodrigo Ventocilla?

Bueno, yo personalmente me enteré porque Seb (Sebastián), su pareja, es mi amigo. Pudimos ver un post en Instagram, primero de manera privada. Luego su hermana, que era el último contacto que tenía Seb, le escribe a su público lo que sucede y así fue como diversas organizaciones y colectivos empezamos a articular. Primero para conseguir el dinero que, se suponía, era para que suelten tanto a Rodrigo como a Seb. Pero en el camino sucedió que nos enteramos de que Rodrigo fue asesinado.

➔   ¿De qué manera buscaron apoyar en la problemática?

En realidad, nosotros como movimiento apoyamos bastante en la difusión. También hubieron integrantes que han estado en diversas comisiones como seguridad o economía. Incluso cuando se hizo una fiesta pro fondos para juntar el dinero, han estado ahí varias personas del movimiento, desde la logística, trabajo en redes, etc.

➔   Y, ¿cuáles fueron los resultados?

Bueno, felizmente gracias al apoyo en difusión que hicimos conjuntamente se logró conseguir la cantidad de dólares necesarios pero eso no evitó que nos quiten a Rodrigo.

DISTINTAS VERSIONES

Por un lado, la Embajada de Indonesia en Perú señaló que Rodrigo llevaba 230 gramos de cannabis en dulces y pastillas, cosa que es ilegal en Indonesia. La Embajada de Indonesia también indicó que Sebastián sí acompañó a su pareja durante su detención, ya que Rodrigo presentaba problemas de salud mental. Finalmente contaron que ambos sufrieron una intoxicación porque Rodrigo alentó al consumo de una sobredosis de pastillas.

Por otro lado, los abogados peruanos y familiares comentan que Sebastián fue detenido pese a que no tenía ningún cargo en su contra, que ambos sufrieron humillaciones físicas y psicológicas, y que por ellos fueron incitados a consumir los productos por los cuales fueron detenidos.

¿QUÉ HIZO EL ESTADO PERUANO?

El 31 de agosto, el Ministerio Público aperturó una investigación preliminar por presunto delito contra la humanidad, en modalidad de tortura, contra los compatriotas Rodrigo Ventocilla y Sebastián Marallano.

El fiscal a cargo del caso es Yony Soto Jiménez, miembro de la Tercera Fiscalía Penal Supraprovincial Especializada en Derechos Humanos, Interculturalidad y Delitos de Terrorismo. La investigación tendrá un plazo de 8 meses en ser desarrollada.

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