Comienzo. Imagen del inicio de la invasión en el 2019. Foto: La República.

Por: Soimer Diaz

Para todos nosotros valorar el agua y la electricidad son importantes, pero existe para quienes esto ni siquiera es un sueño. En el distrito de Puente Piedra hace 4 años se fundó una pequeña invasión llamada Siete de Octubre, que a la fecha ya tiene aproximadamente 2000 habitantes. Esta vez para Diario La Otra Cara conoceremos cómo es vivir sin estos recursos y cuáles son los retos que afronta la familia Quispe Berrocal en su día a día.

Vivir es un reto

Mayra Berrocal Santa María cuenta ser una madre que llegó a Siete de Octubre (nombre de la invasión) por la compra y venta de terrenos, ella entiende que todos fueron vendidos por la misma mafía que los invadió en un inicio, mismos quienes comenzarían a lotizar cada parte del cerro. Ya a cuatro años de este incidente ella y su esposo Eugenio Quispe Rivera pudieron construir una pequeña casa de machimbrado y tener el sueño de la casa propia juntos con su hijos.

Victor y Maicol estudian en un colegio nacional cerca a su casa, a Siete de Octubre no llegan los carros asi que tiene que ir caminando unos 20 minutos entre tramos de tierra y pisas incompletas. 

Yo me levantaba a las 6:30 para alistarme junto mi hermano, él esta en primaria aún así que tengo que estar ayudándolo a alistarse. Mis papás salen a trabajar a las 5 am, mi mami trabaja en el Huamantanga (Mercado más importante de Puente Piedra) y mi papi maneja un carro a veces nos recogía del colegio. Ahora estamos de vacaciones ”, comentó el pequeño Víctor.

Retos

“Cada día es un reto ya han pasado 5 años desde que se fundó este asentamiento humano y hasta el día de hoy no tenemos agua ni luz, en todas las campañas Rennan y Milton Jimenez han estado prometiendo eso, pero nada de nada.  Para traer un balde agua tengo que ir hasta Seis de Abril (colindante a Siete de Octubre, pero con agua y pistas) para comprarle a la cisterna de Sedapal, mis hijos tienen que ayudarme y algunas veces entre los dos traen un pequeño balde. La  luz para la noche son unas vela y unos pequeños focos nada más, por ahora usamos unas baterías que mí esposo lleva a cargar a los talleres mecánicos o algo así. Al menos las vacaciones de mi niños son un alivio, porque apenas podían ver de noche para hacer sus tareas”, añadió Mayra Berrocal.

Actividades diarias como comprar pan son muy difíciles para ellos, incluso comprar pan es un calvario puesto que la pandería más cercana está cerca al colegio de sus hijos. Todas las casas son de machinbrado en temporada de frío estas no abrigan los suficiente, pero es lo que hay. Como dice Mayra: “Hoy toca sobrevivir”.

“Sabemos que llegamos aquí no de una manera no legal, pero no por ello queremos ser olvidados, nosotros también tomamos agua o también vemos tele somos como ustedes. El día a día que es tan fácil para cualquier persona para nosotros no lo es, solo puedo dar gracias a Dios que la salud nunca nos ha faltado. Mi sueldo de chofer es muy poco o nada, talvez no tuve la suerte de estudiar, pero como todo padre ya tengo motivos para seguir trabajando, quiero darles lo mejor a mis hijos. Espero ellos estudien y no tengan que pasar por esto, pedimos al alcalde Renan que nos ayude, nosotros le dimos nuestro voto; esperemos pronto llegue ese apoyo tan ansiado”, señaló Eugenio Quispe

Reflexión

La familia Quispe Berrocal pide al alcalde que sus necesidades sean escuchadas. La pobreza en nuestro país ha aumentado incluso mucho más con la pandemia. La autoridades pertinentes deben velar por sus ciudadanos, así como esta familia existen muchas en el Perú que están pasando por condiciones similares o peores.

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