Foto: Imagen satelital de la Isla Robert en la Península Antártica mostrando vegetación

Científicos del British Antarctic Survey y de universidades británicas han confirmado que el área verde ha crecido más de diez veces en los últimos 40 años, con un incremento acelerado en la última década. Este cambio se atribuye al calentamiento global, que ha permitido que musgos, líquenes y algas prosperen en áreas expuestas por el derretimiento del hielo.

Foto: fotografía de la antártica anterior y actualmente

El biólogo Sandro Martel, advierte que este proceso tiene implicaciones significativas para la biodiversidad local. “La presencia de nueva vegetación podría desestabilizar el ecosistema al favorecer la llegada de especies invasoras, las cuales compiten con la flora y fauna endémicas. Además, al ser superficies más oscuras, estas plantas absorben más calor, lo que podría acelerar aún más el deshielo”, explicó Martel.

La Antártida, que hasta hace poco era vista como un entorno resistente y aislado, está mostrando signos claros de vulnerabilidad frente a las olas de calor extremo, con temperaturas hasta 10 grados Celsius por encima de los valores normales. Esta vegetación recién emergida no solo impacta el paisaje, sino también la capacidad de la región para reflejar la radiación solar, exacerbando los efectos del cambio climático.

Los científicos enfatizan la importancia de monitorear este fenómeno y tomar medidas para mitigar sus efectos. El crecimiento de la vegetación en un entorno tan hostil es un recordatorio de cómo el calentamiento global está alterando los ecosistemas de maneras inesperadas, incluso en los rincones más remotos del planeta.

Por: Andrea Maldonado

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