Cuestión de tiempo. Bastaron 5 segundos y una frase en video para que los cibernautas identificaran y sepultaran a Luis Lazo con una ola de críticas. Foto: La Lupa

Por: Jhoana Baltazar

Durante la dictadura de Chile, varias agrupaciones se organizaban para cometer actos de escarmiento público para denunciar la impunidad. Se cree que de aquí surge la expresión coloquial “funa” que el Diccionario de americanismos describe como “organizar actos públicos de denuncia contra organismos o personas relacionados con actos de represión delante de su sede o domicilio”, es decir, comprende una forma de justicia popular.

Hoy en día el término es comúnmente usado por la generación Z (personas nacidas entre 1996 y 2012) cuando se trata de desacreditar el honor, la honra y la propia imagen de alguna persona a través de una denuncia pública en redes sociales.

Caso Luis Lazo

Un joven va de paso y, en tono de burla, le pide a un policía que ‘le meta bala’ a una mujer puneña manifestante quien exclamaba un discurso frente a ellos, en plena avenida Abancay. El hecho queda grabado y rápidamente se viraliza en redes sociales. La respuesta de los usuarios en redes sociales es de temer.

Bromas peligrosas. Los usuarios buscan tener información puntual del ‘funado’ para perjudicarlo | Recopilación propia. Fuente: Instagram

La “funa” hacia Luis Lazo se desató luego de que su comentario fuese catalogado por los usuarios como racista e incluso lo tildaron de ‘alucinado’. No solo cuestionaron sus valores y censuraron su comportamiento, sino que tras correr el rumor de que era estudiante de la UPC, los internautas llenaron con comentarios las publicaciones de la universidad con el fin de demostrar su indignación. Posteriormente, la entidad se pronunció y rechazó los comentarios expuestos por Luis Lazo; no obstante, la casa de estudios aclaró que el joven no era actual estudiante, sino que había formado parte de su institución 10 años atrás por un corto periodo de tiempo.

Quiere decir que un grupo de personas filtró información incorrecta acerca del individuo ocasionando que una universidad sea observada y juzgada de la peor manera. Infobae explica que un video controversial “una vez publicado en redes sociales, (…) termina siendo objeto de comentarios por parte de los usuarios y en algunas ocasiones son señalados por el escarnio público”. Y, como la funa es un acto colectivo, el medio para acosar cibernéticamente a una persona se conoce como doxing.

DOXING

Kaspersky (empresa de software de ciberseguridad) explica en un artículo que “el objetivo principal del doxing es infringir la privacidad y puede poner a las personas en una situación incómoda, a veces con consecuencias graves”.

De terror. En tiempo récord, los internautas se encargan de compartir mediante publicaciones y comentarios en RR.SS. los datos más íntimos-previamente filtrados- de la víctima | Recopilación propia. Fuente: Facebook

Es decir, el objetivo principal del doxing es revelar cuanta información exista sobre el sujeto a funar. En este caso se filtró su nombre real, dirección particular, lugar de trabajo, teléfono, datos financieros y otros datos de información personal. Sin embargo, a pesar de que filtrar datos personales de alguien sin su permiso radica como un delito estipulado en la Ley de Protección de Datos Personales y en la Ley de delitos informáticos, resulta difícil encontrar al principal responsable en una red tan grande como lo es el internet.

Esta práctica puede arruinar la vida de las personas, ya que no se limita a exponer solo a la persona criticada, sino también a su familia y, el acoso puede ser tanto en línea como en la vida real, pues en el caso de Luis, los usuarios identificaron que tenía una empresa familiar de mecánica y su ubicación.

Tras la lluvia de críticas por su “comentario fuera de lugar”, como él mismo calificó, Luis Lazo apareció en un video disculpándose con la señora que ofendió y con el público en general, además pidió que cesen las amenazas contra él y su familia.

PARA NO OLVIDAR

  • Caso Alexia Puchoc (2016)

La joven subió un video a YouTube lleno de comentarios racistas y clasistas, en el que se dirigía al público extranjero y les advertía que no visitaran Perú porque no lo valía. Calificó a los habitantes de la sierra, supuestamente, como “serranos que huelen mal porque no se bañan” y a los de la selva, como “cabros arrechos”.

El caso causó tal revuelo en la web que los cibernautas no solo publicaron sus datos, la insultaron y amenazaron a través de comentarios en las redes, sino que comenzaron a organizarse en grupos de Facebook con el fin de atacar físicamente a la señorita. Es más, según reportó RPP, la joven afirmó que amedrentaron su hogar al lanzar piedras sobre su techo y, como consecuencia, ella y su familia tuvieron que mudarse por unos días. A pesar de que ella pidió perdón por el mal entendido y aclaró que el video en cuestión solo se trataba de un trabajo universitario que tenía como objetivo ser viral, el daño contra su integridad ya estaba hecho.

  • Caso Samir Velásquez (2021)

El joven youtuber fue acusado de ser el principal promotor para tumbar las rejas del parque Villa del Norte en Los Olivos, lugar donde se desarrolló una chocolatada convocada por el streamer Sideral que terminó en caos por el exceso de asistentes y el disturbio. A través de un video, Samir negó haber incitado al caos y aclaró que buscó una estrategia para poder abandonar el lugar porque se sentía incómodo, mucho antes de que la horda tumbase la reja del parque.

En redes sociales, quienes asistieron al evento señalaban a Samir como el responsable, lo insultaron y hasta amenazaron de muerte, según Latina. En consecuencia, Samir declaró que sus datos y su número fueron filtrados, pero temía por la seguridad de su madre de tercera edad, ya que también se filtró la dirección de su casa.

Es decir, en los tres casos presentados la “funa” empieza tras una pantalla, pero tiene el peligroso potencial de traspasarla si los cibernautas se lo proponen.

También es importante recordar que nadie está libre de ser “funado” en redes sociales, ya que existe un sinfín de ideas y opiniones. Sin embargo, los casos presentados y sus consecuencias pueden servir de ejemplo para empezar a diferenciar entre la libertad de expresión y su límite con la discriminación. Además de tomar consciencia de que “funar” a alguien usando el doxing como cyberacoso puede generar consecuencias impensables.

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