
Por: Aylinn Siñas
Desde el 15 de febrero el Centro Histórico de Lima fue declarado zona intangible por la Municipalidad de Lima. A partir de la fecha quedarán prohibidas las protestas y manifestaciones en el área, de igual manera se tomarán medidas legales frente a aquellos que vayan en contra de la disposición.
Mediante la publicación del Acuerdo de Concejo N° 026 de la Municipalidad Metropolitana de Lima en el Diario El Peruano, el Centro Histórico de Lima será zona intangible para el desarrollo de marchas, manifestaciones y concentraciones públicas y políticas que pongan en riesgo la seguridad y/o salud pública.
Para poder hacer cumplir la normativa, el Municipio estará en coordinación y recibirá el apoyo de la Policía Nacional del Perú, la Prefectura de Lima y el Ministerio de Cultura.

El teniente alcalde de Lima, Renso Reggiardo, mencionó que esta medida tiene como objetivo proteger el patrimonio cultural y a las personas. “Hay turistas y vecinos que asisten a estos lugares y de pronto se ven envueltos en una situación caótica, que de ninguna manera se puede seguir permitiendo”, señaló Reggiardo. El alcalde de Lima, Rafael Lopez Aliaga, señaló también que estamos frente a un paso importante para convertir al centro histórico en una atracción turística a nivel mundial.
Testimonios opuestos
Ante esta decisión, los manifestantes han indicado que es una medida que solo busca finalizar con el derecho a la protesta. Por otro lado, varios comerciantes y negociantes se sienten aliviados porque podrán incrementar sus ventas, así como los visitantes, quienes sienten que pueden pasear por las calles del Centro Histórico sin preocupación.
Un joven que participó en las movilizaciones en la capital nos comentó que esta medida estigmatiza a las protestas: “ Se presume que las manifestaciones son violentas y que dañaron el patrimonio histórico. Para tal caso también que se prohíba la actividad económica en la zona, con tantos incendios que han ocurrido dañan más la salud y el patrimonio”, nos dice.
Por otro lado, Andrea Castilla, desde su experiencia como vendedora de accesorios hechos a mano en la Alameda 28 de Julio, nos dijo que desde que iniciaron las manifestaciones ha dejado de ofrecer sus productos de manera presencial y por ello sus ventas han disminuido.
“Yo vendía mis productos en la Alameda, los ofrecía allí mismo, también hacía contraentregas en esa zona. Ahora con las protestas los clientes ya no vienen por temor. Yo los ofrecía aquí porque es un lugar céntrico y mis compañeras también vendemos aquí, con esta nueva norma espero que haya más afluencia de público”, indicó Andrea.
Mirna Torres, que usualmente compra para uñas en el Jirón Ayacucho, a la espalda de la avenida Abancay, comenta que ya no visita esas zonas por lo peligrosas que se pueden tornar las calles. «Casi siempre tratan de llegar al Congreso de la República, por lo que pasan por la Avenida Abancay y los establecimientos cercanos cierran sus puertas. Ahora que se han prohibido las protestas podremos realizar las compras sin tener que pensar en cosas negativas”.